Calderas de biomasa
La tecnología de las calderas de biomasa ha hecho importantes progresos en la última década. Las emisiones de CO2 han disminuido desde valores del rango de 5.000 mg/m3 hasta valores de 50 mg/m3 y los rendimientos han alcanzado valores entre un 85 y un 92%, es decir, del mismo orden que los que presentan las calderas de gasóleo y gas.
El quemado del combustible se produce en la zona de combustión. El calor generado es transmitido al circuito de agua en el intercambiador incorporado en la caldera. Esta agua caliente se utiliza para calefacción (para cualquiera de los sistemas convencionales de agua, por ejemplo, suelo radiante, radiadores o fancoils), para producir ACS, calefacción de piscinas, etc.
Para conseguir una mayor eficiencia energética y por lo tanto disminuir el consumo de biomasa se recomienda el uso de un depósito de inercia. El depósito de inercia actúa como una “pila de calor”; la caldera “carga” la pila y el sistema de calefacción, ACS, intercambiador de piscina, etc. toma el calor que necesita de la “pila” y no de la caldera directamente.
Una caldera de biomasa funciona exactamente igual que una caldera de combustibles fósiles, la única diferencia es que no quema combustibles fósiles y, por lo tanto, se consigue un importante ahorro económico en la compra de combustible y una gran disminución de emisiones de carbono y azufre.
La tecnología actual permite:
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Arranque automático y regulación en función de la demanda.
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Actuación por control remoto para la solución de incidentes y supervisión.
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Adaptación a cualquier sistema de gestión.
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Limpieza automática de las superficies de intercambio.
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Extracción automática de cenizas.
Principales tipos de calderas que se comercializan
Los principales tipos de calderas que se comercializan a parecen a continuación:
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Equipos compactos. Las calderas compactas de biomasa se han diseñado específicamente para su uso en calefacción doméstica, en viviendas unifamiliares o edificaciones. Incluyen sistemas de encendido y limpieza automáticos, que facilitan el manejo del usuario. Normalmente estos equipos son de potencia de baja a media (hasta 150 KW)
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Calderas con alimentador inferior. Estas calderas disponen de un sistema de alimentación por afloramiento en la zona inferior, y presentan buen rendimiento con biomasas de alta calidad, es decir, poco húmedas y con bajo contenido de cenizas, como pueden ser las astillas secas, los pellets y algunos residuos agroindustriales.
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Calderas con parrilla móvil. Este sistema se aplica en calderas de mayor tamaño, que permiten utilizar biomasa de calidad inferior y composición variable, con mayor contenido en humedad y cenizas. Este diseño se utiliza generalmente en calderas con una potencia superior a 500 KW, que normalmente utilizan como combustible astillas, corte, residuos agrícolas e, incluso, mezclas de composición variables.
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Calderas de gasóleo con un quemador de pellets. Cabe la posibilidad de adaptar una caldera de gasóleo existente a biomasa, mediante la incorporación de un quemador de pellets. Este cambio, que permite variar de forma aparentemente sencilla el combustible, puede presentar algunos inconvenientes en el sistema de limpieza y eficiencia de la caldera, que deben acondicionarse antes de realizar el cambio.
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Calderas con combustión en cascada. Las calderas con sistemas de combustión en cascada disponen de varias etapas sucesivas para la combustión de la biomasa, y tienen una parrilla de configuración similar a una escalera, que favorece la eficiencia y la reducción de los inquemados. Este sistema en calderas de tamaño medio, con combustibles de calidad media y alta, como pueden ser los residuos de almazara o los pellets.
Tipologías de calderas de biomasa según el tipo de biomasa
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Calderas de llama invertida para la combustión de madera. La combustión de la leña para quemar sigue siendo la forma más común de utilizar la biomasa para la calefacción doméstica. Debido a la necesidad de carga manual de los tarugos, las calderas de leña tienen potencia limitada a unas decenas de KW, y su uso más adecuado es la calefacción de casas aisladas de uno o pocos pisos.
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Calderas de pellets. A causa de la forma cilíndrica y lisa y del tamaño pequeño, el pellet tiende a portarse como un fluido, lo que facilita el movimiento del combustible y la carga automática de las calderas. El transporte puede realizarse con camiones cisterna, desde los cuales se bombea directamente en el depósito de almacenamiento del sistema. La alta densidad energética y la facilidad de movimiento hacen del pellet el combustible vegetal más indicado para sistemas de calefacción automáticos de todos los tamaños. El pellet de madera puede utilizarse en las calderas de astillas o en calderas proyectadas especialmente para pellet. Es posible incluso utilizar el pellet en algunos modelos de calderas de gasóleo, a través de quemadores especiales.
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Calderas policombustibles. El rendimiento y el confort de las calderas policombustibles son los mismos que los de las calderas de gas o gasóleo. Así mismo, están totalmente automatizados y no tienen límite de potencia, pudiendo alcanzar varios MW térmicos.
Por sus características de automatización y ahorro de actividad, los sistemas de policombustibles están especialmente indicados para la calefacción en edificios de tamaño medio o grande, como hoteles, escuelas, comunidades, hospitales y centros comerciales.